scars
Cicatrices. Todas las tenemos. De una forma u otra acabamos llenas de señales para toda la vida. Algunas se ven, y otras no. Las segundas duelen mucho más, te lo aseguro. Estaba escribiendo algo que hablaba de creer en ti misma, y de que todo se puede. Pero, por suerte o por desgracia, el texto no se ha guardado. Y no veas lo que es intentar escribir algo así cuando te sientes rodeada de un halo de negatividad.
A eso es a lo que me refiero cuando te hablo de cicatrices. Esas que no se curan nunca. O esas que salen cada vez que recuerdas algo, o a alguien. ¿Cómo se puede ser tan sumamente estúpida? Lo fácil es olvidarlas y dejar que sigan ahí por siempre. Lo difícil es intentar cerrarlas, aunque sientas que cada vez que coses por un lado se va abriendo por el otro. No sé en realidad qué duele más. Si la cicatriz o la persona que la deja sangrar. Porque quizás no veo más allá de mis narices y me equivoco. Llevo equivocándome mucho tiempo, he hecho daño aún si saberlo, y creéme cuando te digo que no lo sabía. Soy inocente, muy inocente. Sin embargo, desde fuera parece que tengo un plan premeditado para dinamitarlo todo. Tonterías, si piensas eso es que no me conoces.
Mi gran problema, y yo lo reconozco, es intentar solucionar tus problemas antes que los míos, siempre con la armadura puesta aparentando que todo está bien, cuando en realidad no lo está. No lo estoy. Pero no tengo el coraje suficiente para decírtelo. No quiero que te preocupes por mí, seguro que soy capaz de solucionar mis problemas en un momento u otro, y si no soy capaz, ya afrontaré las consecuencias. ¿Qué voy a hacer dentro de un tiempo? Nos separaremos, cada una seguirá su camino y entonces, es ese justo momento, me habré quedado sin fuerzas para seguir el mío. Espero que a ti te vaya bien, te lo mereces. ¿Sabes lo duro que es decirle a alguien que no eres suficiente? Sentirte un cero a la izquierda, una mota de polvo en un mundo que no para de girar, no sentirte ni siquiera persona... esa cicatriz no se borra nunca.
Estoy convencida de que debe haber alguien que tenga la fórmula para cerrarlas. Supongo que hará milagros porque realmente nunca he conocido a alguien capaz de hacerlo. La que más duele es la soledad, sentirse hueca por dentro, no poder dormir por darle vueltas a la cabeza y únicamente buscar silencio. ¿Silencio? No, lo único que estás buscando es un ruido mayor que el de tu cabeza. Ese sí que dejará cicatriz. Pero es lo que nos toca. Bueno, en realidad no. No es muy normal sentir tantas emociones con tan poca vida recorrida. Siempre he sentido que tengo un alma de persona mayor, que ya tuve una vida anterior muy dolorosa, y que aún habiendo rejuvenecido mi cuerpo, mi corazón sigue dañado desde entonces. Desde pequeña he sido una persona muy independiente, pero me estoy dando cuenta de que tanta independencia al final me ha empujado a un pozo del que no puedo salir.
Realmente no sé si quería estar contigo. Pero al menos no me sentía sola. Me alegro de que todo vaya siendo un poco mejor, aunque aún siga siendo malo. ¿Recuerdas cuando te hablé de los cien días malos? Pues sigo estancada en una repetición del último, como si no pudiese salir de un bucle que me está consumiendo. Y tengo miedo, porque cada día que pasa la abertura para salir y terminar de cerrar la cicatriz se va sellando más y más, y la cicatriz está más abierta. Necesito alcohol para desinfectar la herida y un hilo que no se rompa nunca, ¿tienes? Esto de ser joven me deja sin nada.
A eso es a lo que me refiero cuando te hablo de cicatrices. Esas que no se curan nunca. O esas que salen cada vez que recuerdas algo, o a alguien. ¿Cómo se puede ser tan sumamente estúpida? Lo fácil es olvidarlas y dejar que sigan ahí por siempre. Lo difícil es intentar cerrarlas, aunque sientas que cada vez que coses por un lado se va abriendo por el otro. No sé en realidad qué duele más. Si la cicatriz o la persona que la deja sangrar. Porque quizás no veo más allá de mis narices y me equivoco. Llevo equivocándome mucho tiempo, he hecho daño aún si saberlo, y creéme cuando te digo que no lo sabía. Soy inocente, muy inocente. Sin embargo, desde fuera parece que tengo un plan premeditado para dinamitarlo todo. Tonterías, si piensas eso es que no me conoces.
Mi gran problema, y yo lo reconozco, es intentar solucionar tus problemas antes que los míos, siempre con la armadura puesta aparentando que todo está bien, cuando en realidad no lo está. No lo estoy. Pero no tengo el coraje suficiente para decírtelo. No quiero que te preocupes por mí, seguro que soy capaz de solucionar mis problemas en un momento u otro, y si no soy capaz, ya afrontaré las consecuencias. ¿Qué voy a hacer dentro de un tiempo? Nos separaremos, cada una seguirá su camino y entonces, es ese justo momento, me habré quedado sin fuerzas para seguir el mío. Espero que a ti te vaya bien, te lo mereces. ¿Sabes lo duro que es decirle a alguien que no eres suficiente? Sentirte un cero a la izquierda, una mota de polvo en un mundo que no para de girar, no sentirte ni siquiera persona... esa cicatriz no se borra nunca.
Estoy convencida de que debe haber alguien que tenga la fórmula para cerrarlas. Supongo que hará milagros porque realmente nunca he conocido a alguien capaz de hacerlo. La que más duele es la soledad, sentirse hueca por dentro, no poder dormir por darle vueltas a la cabeza y únicamente buscar silencio. ¿Silencio? No, lo único que estás buscando es un ruido mayor que el de tu cabeza. Ese sí que dejará cicatriz. Pero es lo que nos toca. Bueno, en realidad no. No es muy normal sentir tantas emociones con tan poca vida recorrida. Siempre he sentido que tengo un alma de persona mayor, que ya tuve una vida anterior muy dolorosa, y que aún habiendo rejuvenecido mi cuerpo, mi corazón sigue dañado desde entonces. Desde pequeña he sido una persona muy independiente, pero me estoy dando cuenta de que tanta independencia al final me ha empujado a un pozo del que no puedo salir.
Realmente no sé si quería estar contigo. Pero al menos no me sentía sola. Me alegro de que todo vaya siendo un poco mejor, aunque aún siga siendo malo. ¿Recuerdas cuando te hablé de los cien días malos? Pues sigo estancada en una repetición del último, como si no pudiese salir de un bucle que me está consumiendo. Y tengo miedo, porque cada día que pasa la abertura para salir y terminar de cerrar la cicatriz se va sellando más y más, y la cicatriz está más abierta. Necesito alcohol para desinfectar la herida y un hilo que no se rompa nunca, ¿tienes? Esto de ser joven me deja sin nada.
Comments
Post a Comment