100 BAD DAYS
O eso dicen.
100 días malos que he sabido soportar. 100 días malos que, cuando miras hacia atrás, quizás ya no son tan malos. 100 días malos en los que han pasado muchas cosas.
A lo mejor sí que son malos, y a lo mejor no ha pasado tanto como creo. Pero es que 100 días son muchos y afectan demasiado. Y justo cuando piensas que todo ha acabado y que solo se puede ir a mejor, te das cuenta de que puedes resbalarte y volver a caerte con mucha más fuerza.
Nada ha mejorado, y yo cada vez veo más grande el abismo, más insuperable, más surrealista. Y me duele, me duele mucho. Porque intenté que ese abismo no existiera y al final la única que se cayó fui yo. Y qué mas quieres que haga. Si nada hice antes, nada puedo hacer ahora. Me encuentro atada de manos y pies. Me pesa el corazón porque la cabeza me dice que no lo use. Y por dónde quieres que vaya si el único mapa que tenía me lo han destrozado.
Sí, hoy es un mal día, y ya van 100. Y sigo sin encontrar la forma de parar esta bola que cada vez es más y más grande y que va acabar por derribarme a mí. Lo intento, créeme que lo intento, al igual que lo intenté en su momento. Pero mírame, no puedo cargar ni una roca más, tengo la mochila tan llena que va a estallar en cualquier momento. No puedo dar ni un paso más, estoy perdida, desorientada y sola. Estoy sola. Cada día que pasa lo noto más, cada día que pasa me es más difícil sonreír.
No me digas que todo va a ir bien, que voy a estar bien. No. No me engañes. Todo no va a estar bien. Siempre espero lo mismo, que todo vaya bien. Y siempre recibo lo mismo. Rechazo, risas, llantos y mentiras. Siempre.
En un momento u otro se acaba, lo quiera o no. Y me duele, me duele mucho. Sigo sin creer que lo haga tan mal como para sentirme un chicle pisoteado cada dos por tres. Tampoco se reduce todo a mí. Pero en este caso, tocada y hundida.
(gracias por leerme)
100 días malos que he sabido soportar. 100 días malos que, cuando miras hacia atrás, quizás ya no son tan malos. 100 días malos en los que han pasado muchas cosas.
A lo mejor sí que son malos, y a lo mejor no ha pasado tanto como creo. Pero es que 100 días son muchos y afectan demasiado. Y justo cuando piensas que todo ha acabado y que solo se puede ir a mejor, te das cuenta de que puedes resbalarte y volver a caerte con mucha más fuerza.
Nada ha mejorado, y yo cada vez veo más grande el abismo, más insuperable, más surrealista. Y me duele, me duele mucho. Porque intenté que ese abismo no existiera y al final la única que se cayó fui yo. Y qué mas quieres que haga. Si nada hice antes, nada puedo hacer ahora. Me encuentro atada de manos y pies. Me pesa el corazón porque la cabeza me dice que no lo use. Y por dónde quieres que vaya si el único mapa que tenía me lo han destrozado.
Sí, hoy es un mal día, y ya van 100. Y sigo sin encontrar la forma de parar esta bola que cada vez es más y más grande y que va acabar por derribarme a mí. Lo intento, créeme que lo intento, al igual que lo intenté en su momento. Pero mírame, no puedo cargar ni una roca más, tengo la mochila tan llena que va a estallar en cualquier momento. No puedo dar ni un paso más, estoy perdida, desorientada y sola. Estoy sola. Cada día que pasa lo noto más, cada día que pasa me es más difícil sonreír.
No me digas que todo va a ir bien, que voy a estar bien. No. No me engañes. Todo no va a estar bien. Siempre espero lo mismo, que todo vaya bien. Y siempre recibo lo mismo. Rechazo, risas, llantos y mentiras. Siempre.
En un momento u otro se acaba, lo quiera o no. Y me duele, me duele mucho. Sigo sin creer que lo haga tan mal como para sentirme un chicle pisoteado cada dos por tres. Tampoco se reduce todo a mí. Pero en este caso, tocada y hundida.
(gracias por leerme)
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